PICADAS – SAN JUAN
Ruta: Lineal. Longitud: 10 Km. Duración: 3 horas. Desnivel: 20 m. Dificultad: Baja muy fácil por buen camino
A 54 Kms. de Majadahonda, se encuentra Aldea del Fresno, iremos por la M-50 para coger carretera de Extremadura (N-V) hasta Navalcarnero, luego por la M-507 hasta Aldea del Fresno y, tres kilómetros más adelante, antes de llegar al punto kilométrico 21, por el desvío señalizado a mano derecha hacia El Rincón. El coche es la única opción
En julio de 1891, bajo la Regencia de Maria Cristina, el ministro de la Guerra de Canovas del Castillo, pensó que sería conveniente construir un ferrocarril de Madrid a San Martín de Valdeiglesias por Villaviciosa de Odón –no nos pregunten para qué– e inmediatamente dio las órdenes oportunas. Cuando el tendido progresaba a la altura de Cuatro Vientos, alguien pensó que sería más conveniente aprovechar la línea ya en servicio de Madrid a Almorox (Toledo), con lo que lógicamente se ahorrarían 40 kilómetros de trazado. El 21 de marzo de 1927, el Gobierno del General Primo de Rivera pensó y el rey Alfonso XIII decretó que sería conveniente hacer caso a ese alguien.
Posteriormente, se pensó que Villamanta sería el punto más conveniente para distraer hacia San Martín un ramal de la vía existente. Se explanaron terrenos, se tendieron vistosos puentes e incluso se inauguró el trecho entre Pelayos y San Martín de Valdeiglesias "para celebrar el buen ritmo de las obras". Mas después de la guerra civil, todo el mundo pensó que olvidarse del tren sería lo mejor y más conveniente. El Ferrocarril del Tiétar, llamado así porque en pleno delirio se decidió prolongarlo hasta Arenas de San Pedro (Ávila) –no nos pregunten para qué–, es una de las muchas vías fantasma que surcan este país. Ahora se las denomina vías verdes, y como no cuestan un duro, todos tan contentos. Vía verde, pues, será la que nos permita recorrer el tramo más inhóspito del Alberche: la garganta de Picadas. Esta angostura, labrada por el río en broncos gneises y esquistos, fue parcialmente anegada por el embalse homónimo en 1952, pero lo que asoma por encima de las cien hectáreas de tersa superficie aún es mucho y sólo para los ojos de quien siga nuestra vía. No hay otro camino. La presa, es de gravedad y tiene una altura sobre cimientos de 59 metros y 145 de longitud,
Antes, empero, habremos tenido ocasión de contemplar el soberbio meandro arenoso que forma el Alberche a su paso por Aldea del Fresno, el cual es, según opiniones expertas, el mejor testimonio de la captura fluvial que apartó a este curso del río Guadarrama según los geólogos y la mejor playa en 400 kilómetros a la redonda según los domingueros.
Pasada la urbanización del Rincón dejaremos el Autocar para seguir a pie por la angosta carretera que nos llevará al dique de la presa pudiéndola contemplar con toda su belleza encajada en el bosque mediterráneo que la rodea. Nada más rebasar el dique, proseguiremos por la pista que nace al cabo del asfalto, aprovechando la vieja explanación que había de soportar las vías del ferrocarril. Dada su nula pendiente, pasearemos como caminantes por la orilla del embalse hasta que, siete kilómetros más adelante, divisemos la carretera M-501 a San Martín de Valdeiglesias, señal de hemos alcanzado la cola del embalse de Picadas al pie del dique de contención del embalse de San Juan y el final del recorrido, donde en el kilómetro 50 nos estará esperando el autocar de regreso a Majadahonda.
Un túnel de extremada e inquietante belleza oradado en la piedra y cinco puentes –el mayor de los cuales habrá de servirnos para cambiar de margen– jalonan esta caminata que discurre por una de las manchas de bosque mediterráneo mejor conservadas de la región, donde las especies arbóreas suelen ser de hoja perenne, pequeña y coriácea para soportar mejor las sequías estivales. alcornoque y encina, acompañados de acebuches, quejigos, algarrobos, pinos de distintas especies, etc. son los principales árboles de este tipo de bosque. Bajo las copas de estos árboles proliferan las plantas aromáticas como romeros, salvias, lavanda, tomillo, además de arbustos como el boj, madroños, lentisco, jaras, enebros, retamas, etc. Siendo a su vez refugio importantísimo de la mas variada fauna.
Ruta: Lineal. Longitud: 10 Km. Duración: 3 horas. Desnivel: 20 m. Dificultad: Baja muy fácil por buen camino
A 54 Kms. de Majadahonda, se encuentra Aldea del Fresno, iremos por la M-50 para coger carretera de Extremadura (N-V) hasta Navalcarnero, luego por la M-507 hasta Aldea del Fresno y, tres kilómetros más adelante, antes de llegar al punto kilométrico 21, por el desvío señalizado a mano derecha hacia El Rincón. El coche es la única opción
En julio de 1891, bajo la Regencia de Maria Cristina, el ministro de la Guerra de Canovas del Castillo, pensó que sería conveniente construir un ferrocarril de Madrid a San Martín de Valdeiglesias por Villaviciosa de Odón –no nos pregunten para qué– e inmediatamente dio las órdenes oportunas. Cuando el tendido progresaba a la altura de Cuatro Vientos, alguien pensó que sería más conveniente aprovechar la línea ya en servicio de Madrid a Almorox (Toledo), con lo que lógicamente se ahorrarían 40 kilómetros de trazado. El 21 de marzo de 1927, el Gobierno del General Primo de Rivera pensó y el rey Alfonso XIII decretó que sería conveniente hacer caso a ese alguien.
Posteriormente, se pensó que Villamanta sería el punto más conveniente para distraer hacia San Martín un ramal de la vía existente. Se explanaron terrenos, se tendieron vistosos puentes e incluso se inauguró el trecho entre Pelayos y San Martín de Valdeiglesias "para celebrar el buen ritmo de las obras". Mas después de la guerra civil, todo el mundo pensó que olvidarse del tren sería lo mejor y más conveniente. El Ferrocarril del Tiétar, llamado así porque en pleno delirio se decidió prolongarlo hasta Arenas de San Pedro (Ávila) –no nos pregunten para qué–, es una de las muchas vías fantasma que surcan este país. Ahora se las denomina vías verdes, y como no cuestan un duro, todos tan contentos. Vía verde, pues, será la que nos permita recorrer el tramo más inhóspito del Alberche: la garganta de Picadas. Esta angostura, labrada por el río en broncos gneises y esquistos, fue parcialmente anegada por el embalse homónimo en 1952, pero lo que asoma por encima de las cien hectáreas de tersa superficie aún es mucho y sólo para los ojos de quien siga nuestra vía. No hay otro camino. La presa, es de gravedad y tiene una altura sobre cimientos de 59 metros y 145 de longitud,
Antes, empero, habremos tenido ocasión de contemplar el soberbio meandro arenoso que forma el Alberche a su paso por Aldea del Fresno, el cual es, según opiniones expertas, el mejor testimonio de la captura fluvial que apartó a este curso del río Guadarrama según los geólogos y la mejor playa en 400 kilómetros a la redonda según los domingueros.
Pasada la urbanización del Rincón dejaremos el Autocar para seguir a pie por la angosta carretera que nos llevará al dique de la presa pudiéndola contemplar con toda su belleza encajada en el bosque mediterráneo que la rodea. Nada más rebasar el dique, proseguiremos por la pista que nace al cabo del asfalto, aprovechando la vieja explanación que había de soportar las vías del ferrocarril. Dada su nula pendiente, pasearemos como caminantes por la orilla del embalse hasta que, siete kilómetros más adelante, divisemos la carretera M-501 a San Martín de Valdeiglesias, señal de hemos alcanzado la cola del embalse de Picadas al pie del dique de contención del embalse de San Juan y el final del recorrido, donde en el kilómetro 50 nos estará esperando el autocar de regreso a Majadahonda.
Un túnel de extremada e inquietante belleza oradado en la piedra y cinco puentes –el mayor de los cuales habrá de servirnos para cambiar de margen– jalonan esta caminata que discurre por una de las manchas de bosque mediterráneo mejor conservadas de la región, donde las especies arbóreas suelen ser de hoja perenne, pequeña y coriácea para soportar mejor las sequías estivales. alcornoque y encina, acompañados de acebuches, quejigos, algarrobos, pinos de distintas especies, etc. son los principales árboles de este tipo de bosque. Bajo las copas de estos árboles proliferan las plantas aromáticas como romeros, salvias, lavanda, tomillo, además de arbustos como el boj, madroños, lentisco, jaras, enebros, retamas, etc. Siendo a su vez refugio importantísimo de la mas variada fauna.
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Por todo ello, apenas precisaremos tener “21 gramos” de sensibilidad, para reconocer la belleza desnuda de estos cantiles a los que se aferran la encina y el pino piñonero atravesados por los rayos solares y cuyo adusto semblante espejan las aguas de Picadas, apenas movidas por el surcar de alguna piragua.
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