SERPENTEANDO EL LOZOYA, DESDE BUITRAGO DEL LOZOYA HASTA LA PRESA DE PUENTES VIEJAS.
Ruta: Lineal. Longitud: 9 Km. Duración: 3:15 horas. Desnivel: Ninguno. Dificultad: Baja
Llegaremos hasta el kilómetro 74 de la A-I, para coger la carretera de servicio de entrada a Buitrago de Lozoya, y a 100 m. a la derecha tomaremos la M-126 a Manjiron, y a 30 m. giraremos a la izquierda para ir por una calle hasta el cuartel de la guardia civil y giraremos a la derecha para tomar la calle Camino de Manjirón hasta la residencia de Mayores donde nos dejará el Autobús.
Desde este punto de partida bajaremos por la calle que va hacia el rio, hasta poco antes de la recula que forma el meandro del río donde esta asentado el pueblo, que hace de foso de la fortaleza amurallada de Buitrago del Lozoya, de los señores de Mendoza, Marqueses de Santillana y condes del Real de Manzanares.
Al final de este primer recorrido en busca de la quietud de las aguas del embalse de Puentes Viejas, nos encontraremos con una verja de espinos, que algún amante de lo ajeno o público, trata de impedir que pasemos, pretendiendo adueñarse del dominio público hidráulico del cauce del río y los arroyos que desembocan en él.
Ignorando sus pretensiones y reservándonos el derecho de actuar jurídicamente en defensa de nuestros derechos, bordearemos la alambrada, siguiendo el sendero poco marcado, que escasos pescadores y senderistas, suelen utilizar y aunque la senda se haga la huidiza, es fácil seguirle la pista simplemente siguiendo el contoneo del cauce por la izquierda, cruzando enseguida el hilo de cauce del arroyo de la Pejera, continuando la senda y mas adelante pista serpenteante, que casi toda ella transcurre entre el río y la finca de Las Gariñas, inmenso pinar de repoblación, que nos a acompañará a modo de parasol durante casi todo el recorrido y que sirve de refugio d fauna como jabalís, corzos y zorros.
También las aves será otro aliciente a observar, ya que será fácil ver azores ratoneros o halcones, así como arrendajos, rabilargos y mirlos, además de alguna garza real que salga de pesca o algún cormorán por el río.
La senda ya convertida en pista alfombrada, serpentea a la vez que el cauce del Lozoya, entrando y saliendo del bosque para salvar los brazos de los arroyos que se unen a la marcha fluvial, pudiendo observar al otro lado del río los ruinas de la torre-palacio, construida por Iñigo López de Mendoza en 1596, así como mas modernas y poco mas atrás, las 4 antenas parabólicas de Telefónica que tiene instaladas en Gandullas.
Acompañándonos en nuestro caminar numerosos arces enrojecidos, que pueblan la orilla, sumándose a la paleta de colores que robles, álamos, majuelos, encinas y pinos, que pintan de ocres, amarillos y verdes todo el paisaje otoñal.
Solo al final de nuestro recorrido, abandonaremos las sendas y caminos par ir paralelos a la carretera M-135, evitando esta, durante el último de los 9 kilómetros de nuestro recorrido, llegando a la entrada de las instalaciones del embalse de Puentes Viejas , donde estará esperándonos el autobús para devolvernos a Majadahonda a la que llegaremos sobre las 14:30 aproximadamente.
Llegaremos hasta el kilómetro 74 de la A-I, para coger la carretera de servicio de entrada a Buitrago de Lozoya, y a 100 m. a la derecha tomaremos la M-126 a Manjiron, y a 30 m. giraremos a la izquierda para ir por una calle hasta el cuartel de la guardia civil y giraremos a la derecha para tomar la calle Camino de Manjirón hasta la residencia de Mayores donde nos dejará el Autobús.
Desde este punto de partida bajaremos por la calle que va hacia el rio, hasta poco antes de la recula que forma el meandro del río donde esta asentado el pueblo, que hace de foso de la fortaleza amurallada de Buitrago del Lozoya, de los señores de Mendoza, Marqueses de Santillana y condes del Real de Manzanares.
Al final de este primer recorrido en busca de la quietud de las aguas del embalse de Puentes Viejas, nos encontraremos con una verja de espinos, que algún amante de lo ajeno o público, trata de impedir que pasemos, pretendiendo adueñarse del dominio público hidráulico del cauce del río y los arroyos que desembocan en él.
Ignorando sus pretensiones y reservándonos el derecho de actuar jurídicamente en defensa de nuestros derechos, bordearemos la alambrada, siguiendo el sendero poco marcado, que escasos pescadores y senderistas, suelen utilizar y aunque la senda se haga la huidiza, es fácil seguirle la pista simplemente siguiendo el contoneo del cauce por la izquierda, cruzando enseguida el hilo de cauce del arroyo de la Pejera, continuando la senda y mas adelante pista serpenteante, que casi toda ella transcurre entre el río y la finca de Las Gariñas, inmenso pinar de repoblación, que nos a acompañará a modo de parasol durante casi todo el recorrido y que sirve de refugio d fauna como jabalís, corzos y zorros.
También las aves será otro aliciente a observar, ya que será fácil ver azores ratoneros o halcones, así como arrendajos, rabilargos y mirlos, además de alguna garza real que salga de pesca o algún cormorán por el río.
La senda ya convertida en pista alfombrada, serpentea a la vez que el cauce del Lozoya, entrando y saliendo del bosque para salvar los brazos de los arroyos que se unen a la marcha fluvial, pudiendo observar al otro lado del río los ruinas de la torre-palacio, construida por Iñigo López de Mendoza en 1596, así como mas modernas y poco mas atrás, las 4 antenas parabólicas de Telefónica que tiene instaladas en Gandullas.
Acompañándonos en nuestro caminar numerosos arces enrojecidos, que pueblan la orilla, sumándose a la paleta de colores que robles, álamos, majuelos, encinas y pinos, que pintan de ocres, amarillos y verdes todo el paisaje otoñal.
Solo al final de nuestro recorrido, abandonaremos las sendas y caminos par ir paralelos a la carretera M-135, evitando esta, durante el último de los 9 kilómetros de nuestro recorrido, llegando a la entrada de las instalaciones del embalse de Puentes Viejas , donde estará esperándonos el autobús para devolvernos a Majadahonda a la que llegaremos sobre las 14:30 aproximadamente.
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